Queridos Santos Reyes ó Reyes Magos:
Les extrañará que les escriba hoy 6 de Enero, pero quiero aclararles ciertas cosas que me han ocurrido desde el día primero de este mes, cuando lleno de ilusiones les hice mi cartita en la que les pedía un tren eléctrico, una bicicleta y un traje de pelotero.
Como nunca me destrocé el cerebro estudiando todo el año, tanto que no sólo fui el primero en mi clase, sino que obtuve la mejor nota de toda la escuela donde estudio. No los voy a engañar, pero no hubo nadie en el barrio que se portase mejor que yo con mis padres, con mis hermanos, con mis amiguitos y con los vecinos. Hacía mandados, ayudaba a los ancianos a cruzar la calle, y no se presentaba nada que estuviera a mi alcance que yo no hiciera por la humanidad.
¡Pero qué huevos tan azules tienen ustedes! Dejaron debajo de mi cama un pinche trompo, una corneta y un par de calcetines. ¿Pero qué carajo se han llegado ustedes a pensar, trío de mal paridos? O sea que me han agarrado de su pendejo durante todo el año y todo para salirme con una cagada de este tamaño!
Y no conformes con eso, al hijo de la vecina, a ese mierda sin educación, malcriado y desobediente que no se puede entrar a su casa por la cantidad de juguetes que tiene regados por todas partes, a ese cabrón SÍ le trajeron todo lo que les pidió.
¿Cómo no va a estar de la chingada éste país con unos Reyes tan falsos como ustedes?
Eso sí, no dejen de venir el año que viene, por que voy a entrarles a pedradas a sus pinches animales para que se espanten y tengan que chingarse a pie como yo, ya que la bicicleta que les pedí, era para ir a la escuela que queda hasta casa de la chingada.
Y no quisiera despedirme sin antes mentarles la madre a los tres. Ojalá que los acusen de terroristas, los fusilen, les den silla eléctrica o la guillotina, sobre todo al pinche negro del Baltazar a quien va dirigida mi carta. Bien me decía mi madre: "Hijo, no te fíes de los negros porque siempre la cagan". Pero les advierto que el año que viene van a saber lo que es un muchacho malo y cabrón, y entonces voy a firmar mi carta como Pepito El Cabrón.
A TE N T A M E N T E
Pepito (el que se quería reformar).
P.D. Ya pueden pasar por el pinche trompo, la corneta y los calcetines para que se los metan por el culo!