viernes, 24 de enero de 2014

¿CÓMO LOGRO SUPERAR ÉSTO?

Dios de mi vida, ¿Cómo logro superar ésto?
¿Que hago para evitar tanta tristeza y desolación?
¿Cómo lleno éstos espacios que ahora están TAN vacíos?
¿Cómo logro comprender que un ser humano le quite la vida a un indefenso animal?

Mi vida reciente es triste. Muy triste.
Me encuentro sólo. Muy sólo, sin mi Bala.

TODO me atormenta. Mi calle ahora TAN vacía. Mi auto con tus miles de pelos, pero sin tí. Mi casa sin tu alegría. Mi sillón favorito sin tu presencia. Las bolsas de alimento, huesos y premios que no se vacían. Los platos donde bebías y comías que ya no se llenan, porque no estás tú para consumirlos. Esa pelota de beis que tan velozmente correteabas y que ahora permanece tan, pero TAN quieta. Esa cadena cuyo más leve ruido, te excitaba porque sabías que saldrías a pasear, y que ahora permanece callada. Esa camiseta vieja que mordías y agitabas de lado a lado tan alegremente y que ahora esta inerte. Ese sillón azul cerca de la ventana, donde solías dormir,  repleto de tus pelos y con tres manchas circulares de grasa, como un recordatorio de lo que fue tu última comida. Ese mosquitero roto por donde te la echaron. Ese tapete que guarda tanto de tí, tus olores, tus pelos, las manchas que tú inocentemente le provocaste. Aún no decido si lavarlo o dejar que su olor me siga recordando al tuyo.

¡Cuanto dolor y pena por tí, mi Bala!

Esa presencia tuya en cada momento de éste último año, llenó mi vida de alegría y felicidad. Me dicen que así te debo recordar, feliz y contenta, pero ahora son esos mismos recuerdos los que me atormentan y me llenan de dolor por tu triste e inmerecido fin.

Actúo como zombie. Antes de mover mi sillón con ruedas, sigo viendo hacia abajo para no machucarte. Cuando abro mi puerta, sigo esperando sentir y oír tu cálido recibimiento. Sigo volteando a ver mi sillón favorito, para ver si ahí estás tú echadita. Sigo acomodando los trapos de cocina para evitar que los agarres como juguete. Sigo viendo debajo de la cama, para ver si estás ahí dormidita. Sigo despertando pensando que lo primero que debo de hacer es sacarte a pasear.

No sé que hacer. ¡Te extraño TANTO! ¡Quiero que estés conmigo! ¡Quiero volver a sentir tu calor y tu olor! ¡Quiero volver a sacarte a pasear y aventarte la pelota para que velozmente me la regreses! ¡Quiero llenar de croquetas tu plato para ver, contento y satisfecho, como te las comes tan ávidamente! ¡Quiero que me ladres al despertar! Quiero oir y sentir como a base de pequeños quejidos y dulces mordidas, me pedías que te rascara tu lugar favorito, tu pecho. 



¡Te quiero a tí, Bala! ¡Te quiero aquí y ahora! 

¡Dios mío, ayúdame por favor a comprender y a superar ésto!

miércoles, 22 de enero de 2014

"BALA"

Hoy, hay un vacío muy grande en mi corazón!

Ayer, un desalmado desconocido, envenenó a mi perra.

Hace un año decidí que adoptaría un perro. Desde niño siempre tuve animales, perros, gatos, peces, víboras, tortugas, en fin, animales de todas clases que a lo largo de mi vida, siempre me hicieron compañía. Claro que en mi infancia, a mí mamá eso no la hacía muy feliz.

Una vez que decidí adoptar, empecé mi búsqueda, y no tardé mucho en encontrarla. La ví en ésta foto e instantáneamente me conquistó.  Su cabecita mitad blanca y mitad negra, sus orejas caídas, una blanca y la otra pinta, su pechito cuadrado y su mancha negra en la nariz con forma de corazón. Amor a primera vista!


Me puse en contacto con quienes la tenían y en un par de días, la perrita pinta, aún sin nombre, aunque en ese lugar la habían bautizado como "Teté", llegó a mi vida.

Ansioso de su llegada, ya tenía listos su plato, su collar y correa, color rosa por supuesto, y lo que sería su espacio, un taburete dentro de mi recámara acondicionado con un par de mis camisetas viejas..

Cuando finalmente la trajeron y al verla en vivo, me enamoré aún más. Diminuta, indefensa y MUY tímida. Al entregármela, me aseguraron que ya estaba vacunada y desparasitada. Después de ver sus primeras heces, me dí cuenta de que no era así. Cada evacuación venía acompañada de diminutas lombrices.


Sin dudarlo la llevé con mi veterinario de confianza donde le aplicaron un refuerzo a sus vacunas y me dieron un par de capsulas para que yo se las diera durante los siguientes dos días.  Funcionó. Después del tratamiento, las lombrices fueron erradicadas totalmente.

Debido a su timidez y corta edad, yo me temía noches de constantes quejidos y chillidos. Afortunadamente eso nunca sucedió. Dormía plácidamente en el lugar que yo le había preparado, muy acurrucadita en su esquina y tapadita con mis viejas camisetas. Eso sí, yo tenía que subirla y bajarla, ya que por su diminuto tamaño ella no podía hacerlo por si misma.



Siempre de mirada triste, cabizbaja,  me impulsó a preguntar por sus orígenes.  Había nacido el 6 de enero del 2013 bajo un camión. Según ésto, ella fue la única hembra y durante sus primeras semanas, sus hermanitos se encargaban de hacerle la vida de cuadritos, mordiéndola y molestándola constantemente. Ahora comprendía yo el porqué de su carácter tímido y retraído. Fue a base de buen trato y constancia que poco a poco fue dejándolo atrás.  

El nombre de Teté que tenía originalmente, nunca me gustó, por eso se lo cambié a "Bala". Raro nombre para una perrita tímida y retraida, sin embargo ya sabía que no sería así por siempre.

Con la llegada de un perro, la casa se empezó a llenar de olores nuevos, unos no tan placenteros. Me habían recomendado poner periódicos donde yo quisiera que ella hiciera sus necesidades. Sí claro. Tapetes y piso por doquier, fueron "bautizados" por mi nueva mascota, nunca los periódicos. Día tras día ponía a Bala sobre los periódicos; "Aquí", le decía, "Haz aquí". Nada. Después de 15 minutos de espera sin resultados, me dí por vencido. Inmediatamente después de abandonar mis intenciones de que hiciera sobre los periódicos, ella iba al tapete de la sala a dejar sus numeritos. Uno y dos.

Obvio que a mi me enojaba el no poder hacerla comprender donde quería yo que hiciera sus necesidades. Tal vez sacándola a la calle daría resultados. Nada. A pesar de que en la calle, se veía bellísima con su collar nuevo, 


ella decidió que su lugar favorito para hacer sus necesidades, sería en el tapete de mi sala y no en la calle.

Como ví que no cambiaría fácilmente, me ví forzado a poner unas tablas para evitar que se hiciera en el tapete. Funcionó! Y poco a poco fue agarrando la onda de donde se tenía que hacer. Claro que al llegar de mi trabajo todos los días, el olor de bienvenida era "insuperable", y el cambio de periódicos, obligatorio. 

Sin embargo, Bala, y a pesar de no ser una perra de raza pura, nunca perdiste tu belleza.



Que GRAN espacio llenaba Bala en mi vida! Era la única que se alegraba al verme llegar. Cuando me ausentaba de casa, ella pasaba cada segundo frente a la ventana, esperando mi regreso. Su felicidad al verme llegar, aún cuando yo todavía no bajara del coche, era incontenible. Sus aullidos cariñosos, sus grandes saltos, lamidas y suaves mordidas, eran algo que me llenaba inmensamente, y que ahora daría mi propia vida por sentir otra vez. 



Conforme fue creciendo, la cantidad de pelos que despedía era monumental. Nunca me importó. Era mi amiga y así la aceptaba. Claro que en meses posteriores y debido a tanto pelo que soltaba, decidí dejarla dormir afuera de mi recamara y ya no conmigo. Al hacerlo, jamás se quejó ni rasguñó la puerta para que la dejara entrar. Simplemente conforme, aceptó su nuevo lugar.  Y claro, cada mañana al despertar y abrir mi puerta, SIEMPRE, lo primero que veía, era a Bala sentadita ahí,  muy pendiente frente a la puerta de mi recámara, esperando para darme los buenos días con saltos y lamidas y ladrándome para que la sacara a pasear.

Mi vida giraba en torno a Bala. La primera actividad del día y la última, eran sacar a pasear a Bala. Le compré una pelota para aventarsela y que me la regresara. Más fácil decirlo que lograrlo. Pero con el tiempo y premiándola cuando lo hacía bien, poco a poco empezó a captar el juego.




Que gran felicidad trajiste a mi vida, Bala querida! Cómo te extraño! 

Esos viajes en coche para llevar o traer a Ivana de la escuela, eran de tus actividades favoritas. Sólo bastaba que yo abriera la puerta trasera del coche, para que inmediatamente tú supieras que había un viaje en puerta! Desde chica, y aún cuando te costara trabajo ver por encima de las ventanas, SIEMPRE estuviste conmigo.


Eso sí, siempre con tu cinturón de seguridad puesto!


Mis actividades conllevan largos ratos sentado frente a la computadora, así es de que para hacerme compañía y no estar en el frío piso, tú te adueñaste de mi sillón favorito. ¡Que me importaba si lo destruías o ensuciabas! Mientras yo estuviera frente a la computadora, ahí estabas tú, pendiente de cada uno de mis movimientos. Si iba a la cocina por un café, ahí ibas tú. Si me paraba al baño, ahí ibas tú. Si solo me ponía de pie para estirarme, tú estabas pendiente de cada uno de mis movimientos, y estabas más que lista, para ir a donde fuera yo. 



Sin proponértelo, Bala, te convertiste en éste corto año que estuviste conmigo, en mi inseparable e incondicional amiga. ¡Y te lo agradezco de corazón! ¡Pero vaya vacío que has dejado! TODO me recuerda a tí!

Cuando por un tiempo tuviste dentadura de víbora, con DOS colmillos a cada lado de tu mandíbula superior.



Cuando finalmente se cayó tu primer colmillo de leche.


Cuando te quedabas dormida en los MEJORES lugares!


Cuando me acompañabas a Africa Pet Center y aprovechabas para probarte la ropa de moda.


Cuando la felicidad regresaba a tí, después del nerviosismo de un buen baño.


Cuando tuviste una reacción alérgica y tu cuerpo se lleno de ronchas, y tu boca se inflamó como si fuera de boxeador.



Cuando nos acompañabas a algún lugar, yo salía del coche, y tú no despegabas la vista ni un segundo, de la puerta por donde entré, hasta verme salir de regreso.


Ahora que ya no estás, veo mi casa vacía. No hay quien le ponga vida ni acción. No hay quien me dé los buenos días ni quien me reciba alegremente al llegar. No hay quien se siente en mi sillón favorito a hacerme compañía durante horas. Tus espacios, tus olores, permanecen aquí, pero tú, no. Tus lugares favoritos dentro de la que fue tu casa, han quedado tristes y vacíos. Quedan tus huesos de carnaza, tus huesos limpia-dientes, tus premios, tus camisetas con las que solías jugar, tus croquetas que tanto te gustaban, tus platos, tu correa y collar, tu cepillo y la infinidad de manchas, rasgaduras, marcas y pelos que dejaste por doquier. Todos solos y sin dueña.



Me duele muchísimo confirmar que tuviste una lenta agonía, mi pobre e indefensa Bala. Tus rastros de espuma por toda la casa me hacen creer que te sentías pésimo y que ibas de un lado a otro intentando encontrar un refugio que le pusiera un fin a tu dolor. Me siento culpable por no haber tenido los medios económicos para construir la fortaleza que merecías y así evitar que te hicieran daño. Sé que sufriste, espero que donde sea que estés ahora, ese sufrimiento sea inexistente y que en cambio, estés rodeada de felicidad y bienestar, no teniéndote que preocupar por asesinos que sólo buscan a quien hacerle daño. Seguro que el daño iba dirigido hacia mí, pero desafortunadamente tú tuviste que pagar el precio y yo ME SIENTO FATAL POR ELLO!

¡DISCÚLPAME, MI BALA, NO ERA MI INTENCIÓN!

Fuiste fiel, leal y excelente compañera, mi Bala querida! Desgraciadamente hay gente mala en éste mundo y aunque estabas dentro de casa, donde yo consideraba que estarías segura, resulta que ese lugar fue tu tumba, gracias a un malnacido que te envenenó.

Mi dolor es infinito. El vacío que siento es gigantesco. ¡Me haces falta, Bala! 
¡Gracias por los buenos momentos, mi perra adorada!
¡Gracias por comerte mis muebles, mis credenciales y mis lentes más caros!
¡Gracias por cagarte y orinarte por doquier!
¡Gracias por haber entrado a mi vida!
¡Juro que NUNCA te voy a olvidar!
¡Ojalá que algún día nos volvamos a encontrar!

TE EXTRAÑO Y DESEO QUE DONDE ESTÉS, ESTÉS FELIZ, SIN DOLOR Y SIN TRISTEZA.
¡ESPERO QUE PRONTO NOS REUNAMOS DE NUEVO!

¡HASTA PRONTO, AMIGA!
¡HASTA PRONTO, BALA DE MI AMOR!