miércoles, 29 de junio de 2011

EL CARNICERO DE MILWAUKEE

Jeffrey Dahmer, apodado “El Carnicero de Milwaukee”, fue responsable de la muerte de 17 hombres entre 1978 y 1991. Es conocido no sólo por la cantidad de personas que asesinó, sino también por practicar la necrofilia, la antropofagia, el descuartizamiento y el canibalismo. Le gustaba desmembrar el cuerpo de sus víctimas y conservaba las cabezas pero sobre todo los torsos, por los que sentía adoración. A algunas de sus víctimas les realizó perforaciones en el cráneo para inyectarles ácido en el cerebro para, según él, crear una legión de zombies.
Nació el 21 de mayo de 1960 en el hogar de un matrimonio problemático compuesto por un conocido investigador químico y una neurótica emotiva y autocompasiva. Era un niño tímido y solitario que temía al abandono y daba la impresión de estar desamparado.
El joven Jeffrey no hacía más que gritar pidiendo atención desde temprana edad, aunque fuera inconscientemente. Pero esos gritos no fueron oídos por unos padres demasiado absortos en sus propias guerras personales durante un amargo divorcio que dejó al niño con la sensación de ser abandonado.
DAHMER EN DIFERENTES ETAPAS DE SU VIDA

Pronto se interesó por la anatomía animal, lo que provocó que en el sótano de su casa guardara huesos de conejos, pollos y otros animales. Su familia cambió de vivienda seis veces antes de establecerse en 1968 en Ohio. La mayor parte de su infancia la pasó escondido en un cobertizo de madera en una colina cazando insectos y guardándolos en frascos ó conservándolos en formol. Luego su interés creció hacia las ardillas, mapaches y otras piezas más grandes, transportando los cuerpos hasta el bosque, donde los dejaba pudrirse para posteriormente sumergir  los restos en lejía para limpiar y blanquear sus huesos.

Su madre, tras una temporada en el hospital, tuvo que guardar cama el resto de sus días debido a las enormes cantidades de tranquilizantes y otras drogas que ingería. Éste hecho hizo que Dahmer viviera en un aislamiento inquebrantable.

A los once años ya era un solitario, balando como una oveja en el salón de clase ó comportándose como un retrasado en las tiendas para llamar la atención de sus compañeros. También comenzó a beber y a masturbarse compulsivamente utilizando revistas para homosexuales o mirando las entrañas de los animales que cazaba. A los dieciséis años solía ir borracho a clase, donde tenía un solo amigo quien era su proveedor de marihuana y con quien se ponía grifo a diario. El joven se refería al alcohol como su ´medicina´, un tónico auto-recetado con la intención de calmar sus momentos de angustia. Y ese alcohol a su vez, alimentaba su inclinación hacia la excentricidad.

A los diecisiete años, tras observar a un joven que a diario pasaba haciendo jogging delante de su casa, sintió un deseo irrefrenable de poseerlo. Como no se atrevía a abordarlo para entablar una conversación, optó por coger un bate de béisbol y se dispuso a esperarlo con la idea de atacarlo cuando pasara. Afortunadamente el joven dejó de correr por esa zona, salvándose sin saberlo, de ser la primera víctima del atormentado Jeffrey Dahmer.

Al año siguiente su padre abandonó el hogar, y al poco tiempo, el 18 de junio, el chico levanta a un joven que pedía aventón en la carretera y lo llevó a su casa donde lo asesinó para luego meter su cuerpo en una bolsa de basura y arrojarlo por un barranco.

Después de esto, entró en una crisis depresiva y aunque renunció a seguir viviendo, su padre lo envió a la universidad donde también fue rechazado por su contínuo estado de embriaguez. En diciembre de 1978 su padre lo obliga a enlistarse en el ejército, pero debido a sus continuas borracheras, lo cesan. Al ser expulsado del ejercito Jeffrey se va a vivir con su abuela tiempo donde muestra una leve mejoría en su comportamiento ya que comenzó a ir a la iglesia, a leer la Biblia e incluso redujo su consumo de alcohol y encontró trabajo en una fábrica.
Al poco tiempo comenzó de nuevo a masturbarse insistentemente e incluso robó un maniquí de una tienda, que le hacía las veces de compañero sexual. También empezó a frecuentar los baños sauna de Milwaukee, en donde se daban cita algunos homosexuales para tener relaciones anónimas e impersonales, pero le resultaba difícil conseguir una erección mientras sus parejas estaban despiertas, por lo que optó por drogarlos con somníferos antes de mantener una relación sexual. Después de esto y cuando volvían en sí, ninguno de sus amantes quería volver a saber más de él, por lo que creyó más oportuno buscar un cadáver para satisfacer sus instintos sexuales. Tras asistir al funeral de un joven de dieciocho años, esa misma noche Jeffrey fue a desenterrarlo al cementerio, pero no lo consiguió por que el suelo estaba congelado debido a las bajas temperaturas. En septiembre de 1986 fue arrestado por exhibicionismo indecente, situación que desembocó en su primer análisis psicológico, siéndole diagnosticada una personalidad peligrosa.
COMPLEJO DE APARTAMENTOS "OXFORD", LUGAR DONDE
SE COMETIERON LA MAYORÍA DE LOS ASESINATOS
ENTRADA POSTERIOR AL COMPLEJO "OXFORD"
PUERTA DE ENTRADA AL APARTAMENTO DE DAHMER
LA SALA DE JEFFREY DAHMER

Un año después mató por segunda vez. Esta vez se trataba de un joven negro al que ofreció una bebida dopada. Dahmer se despertó al día siguiente encima de un cuerpo ensangrentado, pero afirma no recordar nada de lo que pasó aquella noche. Lo que sí recuerda es cómo, tras levantarse, metió el cadáver en su closet y salió a comprar una gran maleta para trasladar el cuerpo a la casa de su abuela. Allí, cuenta que lo guardó en el sótano y lo desmembró, envolviendo la cabeza en una manta y guardándola en una alacena para más tarde, hervir el cráneo y blanquearlo.

Después de eso, Dahmer comenzó a matar siempre que tenía oportunidad. Seguía el mismo modus operandi: Primero  flirteaba con desconocidos ofreciendoles dinero a cambio de sexo, luego les ofrecía bebida con somnífero y finalmente los estrangulaba. Después de matar a sus víctimas se quedaba abrazando el cadáver, pensando en cómo conservar las cabezas y formar una especie de altar dentro de su habitación adornado con los huesos.

Dahmer seguía la predecible pauta de los asesinos en serie. Empezó matando cautelosamente asustado por sus crímenes. Luego el ritmo aumentó y se convirtió en una máquina de matar más efectiva. Está más que demostrado que estos asesinos con el tiempo se vuelven arrogantes y despreocupados convencidos de que no pueden ser apresados por ningún ser mortal, creyendo tener máximo poder y autoridad sobre los demás.

Dahmer mostraba muchas características de asesino organizado: acechaba a sus víctimas, les engañaba para llevárselos a su apartamento con la promesa de dinero y favores y después de la muerte ocultaba las pruebas de los crímenes, pero también daba muestras de ser un criminal desorganizado: realizaba actos sexuales con sus víctimas después de la muerte, consumía su carne y sangre, los mutilaba y conservaba algunas partes como recuerdos. Esta mezcla de delincuente organizado y desorganizado es lo que se denomina como asesino “mixto”.

En una ocasión, una de sus víctimas logró marcharse antes de que las drogas surtiesen efecto, y la policía efectuó un registro de la casa, pero increíblemente afirmaron no haber hallado nada.

El 30 de enero de 1989, Dahmer fue declarado culpable de atentado contra el pudor en segundo grado, por seducir a un menor de 13 años con propósitos indecentes, y antes de comenzar a cumplir la condena de un año de cárcel, mató a otro joven, de quien guardó el cuerpo en su baño y para su mayor satisfacción sexual lo mutiló y pintó su cráneo con aerosol.

En marzo de 1990 se mudó a un deteriorado piso, en dónde adquirió una larga mesa y dos grifos de plástico para extender los cuerpos de sus víctimas. Allí, una vez muertos, Jeffrey tomaba fotos de sus amantes con una cámara Polaroid, luego congelaba los órganos, comía parte de la carne y hervía el resto en una enorme olla antes de echarlos en un gran contenedor de basura preparado con ácido.

Normalmente rajaba los cuerpos desde el cuello hasta la ingle frotando las vísceras para procurarse un mayor placer sexual, pero llegó un momento en que éste placer no era suficiente, así que con sus víctimas pensó en crear un ejercito de zombies ó “muertos vivientes” para poder conservarlos sin que se deteriorasen, agujereando los cráneos e inyectándoles líquido, normalmente ácido.
ELEMENTOS POLICIACOS CON TRAJES ESPECIALES
EXTRAEN UNO DE LOS BIDONES CON ACIDO Y RESTOS
HUMANOS DEL APARTAMENTO DE DAHMER

A veces se bañaba en compañía de los cadáveres. En el refrigerador guardaba los corazones, en el congelador las cabezas, en el fichero los cráneos y en la cama un cuerpo descompuesto. Así lo contaron los policías que, horrorizados,  registraron su casa una vez que lograron arrestarlo el 23 de julio de 1991 tras la denuncia de otra víctima que logró fugarse de su casa. El joven, maniatado con unas esposas, había alertado a la policía diciendo que un hombre con un cuchillo le había amenazado con arrancarle y comerle el corazón. Cuando ésta última víctima escapó de su apartamento en medio de la agresión, Jeffrey esperó tranquilamente a que llegara la policía y no hizo ningún esfuerzo por destruir u ocultar la gran cantidad de pruebas que guardaba en su domicilio entre las que se encontraban centenares de fotografías de sus víctimas tanto muertas como vivas, cráneos y partes de diferentes cuerpos dentro de bidones, cajas y en el congelador.
16 DE LAS 17 VICTIMAS DE JEFFREY DAHMER

Según su abogado, si no se había resistido es porque deseaba terminar con todo aquello. Deseaba ofrecer a la policía una declaración completa de lo que había hecho, puesto que no podía culpar a nadie salvo a él mismo.
Según Park Dietz, psiquiatra forense que actuó como consultor en el estudio sobre asesinos en serie del FBI, Dahmer encaja perfectamente en la subcategoría que se denomina ´marginal´: una persona propensa a la furia asesina si cree que está siendo abandonada. Modus operandi, con una perversión capaz de realizar actos sexuales con la víctima una vez muerta. El desorden de esta personalidad marginal está marcada por el miedo al abandono y la incapacidad de tolerar el aislamiento o el aburrimiento. Una teoría habitual es que puede relacionarse con abusos en la infancia. La gente que teme el abandono puede sentirse ultrajada cuando alguien que desean que se quede va a marcharse. En este sentido, el asesino en serie normal llega a serlo por su carácter antisocial o por tener fallos de carácter y también a través de desviaciones sexuales, normalmente sádicas y necrofílicas.
Muchos niños que no reciben la atención que ansían en casa, la buscan en la escuela. Dahmer lo hizo con sus extravagancias y su comportamiento muchas veces cómico, pero terminó siendo marginado. No sólo se sintió fracasado en su casa, también en la escuela, en la Universidad y en el Ejército. Era evitado y humillado, puesto de lado. Eso debió dejarle con una terrible sensación de angustia y desamparo. Por ese motivo proyectó sus sentimientos sobre sus víctimas. Las humillaba, las descuartizaba y luego las dejaba de lado también.

El 17 de febrero de 1992, Jeffrey Dahmer fue sentenciado a 15 cadenas perpetuas consecutivas por  asesinar y descuartizar a 15 jóvenes. Cumpliría su sentencia en la Columbia Correctional Institution, cerca de Portage, Wisconsin donde le fue asignado el número de prisionero 177252, y ocupó la celda 648.

El juicio comenzó el 27 de enero de 1992. Desde el principio quedó claro que a Dahmer le impulsaba un trastorno mental, a pesar de que él hacía todo lo posible por disimularlo. Dahmer se mostró tan sincero y cooperador como muchos otros asesinos en serie, sin embargo ni él mismo podía entender cómo había sido capaz de cometer todas aquellas atrocidades. Todos los presentes pudieron darse cuenta de hasta qué punto sus compulsiones y fantasías se habían apoderado de su mente, empujándole a seguir, asesinato tras asesinato.

Después del veredicto habló por primera vez al tribunal diciendo: ´Señor juez, todo ha terminado. Me siento muy mal por lo que hice a esas pobres familia y comprendo su merecido odio. Asumo toda la culpa por lo que hice. He hecho daño a mi madre, a mi padre y a mi madrastra, pero les quiero mucho.´

Cuando Jeffrey Dahmer despertó la mañana del 28 de noviembre del 1994, él comió, sin saberlo, lo que sería su último desayuno. Un huevo cocido, pan tostado, cereal y café.

A las 7:50AM, Jeffrey y dos reclusos más fueron llevados al gimnasio para realizar labores de limpieza. Veinte minutos después guardias de la prisión encontraron a Dahmer y a otro prisionero severamente golpeados. Una hora y un minute después Jeffrey Dahmer era declarado muerto. Él había sido golpeado hasta la muerte por otro prisionero llamado Christopher Scarver de 25 años de edad.
CHRISTOPHER SCARVER

La cabeza de Dahmer fue golpeada y desfigurada con un palo de escoba, para posteriormente ser azotada contra la pared y el suelo del gimnasio. Restos de sangre quedaron por doquier. Jeffrey murió mientras era trasladado al Divine Savior Hospital. El otro prisionero fue ingresado en condición crítica.

Aparentemente las últimas palabras de Dahmer hacia Scarver fueron, "No me importa si vivo ó muero. Adelante, mátame."

Tras la noticia de la muerte de su hijo, los padres de Dahmer se pelearon por la posesión de su cerebro llegando incluso a enfrentarse ante los tribunales. La madre deseaba vendérselo a un hospital de investigación mental, mientras que el padre sólo deseaba enterrarlo lejos de todo el mundo y de su memoria.
También los parientes de sus víctimas, representados por un abogado, consiguieron hacer negocio con los utensilios utilizados por el asesino para cortar, desmembrar y desangrar. Su nevera se subastó públicamente, al igual que todo tipo de cuchillos, sierras, picadoras y taladros.

Un grupo de ciudadanos de Milwaukee compró el lote completo donde se ubicaba su departamento con la intención de montar un “museo de los horrores” para la atracción de los turistas, pero al final no se atrevieron a llevar a cabo el proyecto y destruyeron el macabro legado de El Caníbal de Milwaukee, Jeffrey Dahmer.

APARTAMENTOS "OXFORD" YA DESMANTELADOS

Entrevista hecha a Jeffrey Dahmer:

Las siguientes fotografías fueron tomadas por el propio Dahmer y por el departamento de policía mientras realizaban una inspección al departamento de Dahmer. Debido a la naturaleza grotesca de las fotos, debo advertirles acerca de su contenido. Favor de usar su discreción y si son sensibles a éste tipo de material, lo mejor es no verlo.





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