lunes, 10 de enero de 2011

CARTA A DIEGO FERNANDEZ DE CEBALLOS


Carta a Diego de Tarso, apóstol de los farsantes

Estimado señor Fernández de Cevallos, hace casi 2000 años, camino a Damasco un hombre como usted, respirando amenazas y asesinato, se encontró con una luz que del cielo fulguró. En medio de esa luz una voz le preguntó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?”. Esa luz lo hizo recapacitar y después de tres días de ayuno y ceguera se convirtió al cristianismo, siendo conocido después como el apóstol Pablo, un gran misionero.

El día de hoy regresa usted, con el cabello cortado de estilista y la barba de pordiosero, queriendo que creamos que una luz fulguró por siete meses en su camino y que logró su conversión; una luz del cielo que lo ha transformado.

Pero transformarlo de qué. ¿Quién era usted antes de que esa luz lo transformara? No lo voy a decir yo, sólo anotaré lo que de usted piensan sus supuestos secuestradores y una gran parte de los mexicanos; para ellos era usted “operador de la oligarquía neoliberal y de la ultraderecha fundamentalista, traficante de influencias, mercenario de los juzgados, legislador a sueldo, rentista de la crisis y defensor de los grandes capos de la droga”. No es poca cosa. Al apóstol Pablo le bastaron tres días de ayuno y ceguera para lograr su conversión, a usted le tomaron más de siete meses en “cautiverio”.

Pero no creo que se haya transformado. Antes bien, regresa usted con ese mismo gesto arrogante, con esa displicencia hacia lo correcto, con su actitud de perdona vidas que ya nadie le aguanta; regresa usted bendiciendo a Dios, como si Dios requiriera que usted lo bendijese. Regresa citando al Quijote para que creamos que, como el hombre de la Mancha, usted se dedicará de ahora en adelante a “desfacer entuertos, a defender viudas y socorrer huérfanos”. Regresa usted, “magnánimo apóstol Diego”, perdonando a sus captores y reivindicando causas justas como el de la señora Marisela Escobedo asesinada en Ciudad Juárez y todo porque dice haberse comprometido con sus captores a luchar por un México más justo.

Sí, seguramente lo dejaron salir por eso. Los treinta millones de pesos sólo fueron la propina por siete meses de cursos intensivos de justicia.

Y luego esa exclusividad a Televisa, a López Dóriga, que se bañó de más fama al ser el primero en dar la noticia de su liberación; que por cierto no sucedió el día 20 o 21 de diciembre sino muchos días antes. Ya nos extrañaba que llegara usted tan repuesto, manejando su Mercedes Benz de manera tan imprudente, protagonizando un show mediático en el que se presentaba como un hombre fuerte, muy fuerte, un sobreviviente. Claro, se presentó desparasitado, con una limpieza bucal, curado de sus heridas, el cabello alisado, pero la barba descuidada para que todo mundo creyera en su cautiverio. Regresó romántico, porque según el guión lo primero que debía hacer después de la entrevista banquetera era visitar a su amada, quien al según se llevó la gran sorpresa al enterarse de su liberación; pero usted ya andaba suelto desde hacía más de una semana. ¿Quién le organizó todo este show, Genaro García Luna, especialista en esta clase de montajes? Sólo faltó que lo llevaran a la Basílica para darle las gracias a la “morenita del Tepeyac”.

Mentira, pura farsa, siete meses en cautiverio no bastarían para convertirlo en un buen hombre; ni siete años en el infierno bastarían, ni setenta y siete. Usted no puede ser corregido porque, como la antítesis del rey Midas, todo lo que toca lo convierte en mierda. Es su esencia, la del escorpión que no puede dejar de picar e inocular su ponzoña, la de la serpiente que no puede dejar de arrastrarse, la de la hiena que no puede dejar de reírse mientras devora la carroña.

Pero lo intenta, intenta con esta farsa hacernos creer que ha cambiado, intenta porque en este país de surrealismos todo puede pasar. Si un hombre como Marcial Maciel, considerado santo se transformó en un demonio de un día a otro, por qué un demonio como usted no habría de transformarse en santo.

¿Ahora que sigue? ¿Irá usted como el apóstol Pablo desde Tarsis hasta Persépolis predicando las buenas nuevas del evangelio del PAN? ¿Viajará desde Mérida hasta Tijuana formando congregaciones del Yunque, compartiendo la luz que lo encegueció, que lo convirtió de cabra en cordero? ¿Escribirá epístolas a sus congregaciones, padecerá el odio de los romanos, naufragará en Chipre, será decapitado por órdenes de Nerón?

Farsante.

Sí, farsante. No se crea que todos nos tragamos su cuento. Usted no es un sobreviviente, usted es un opresor. Usted seguirá siendo el mismo Diego Fernández de Cevallos que desde finales de los ochentas ha estado sumiendo a este país en la miseria y en la ignorancia.

Farsante, igual que su vocero López Dóriga quien aseguraba tener la primicia sobre su liberación y que en la entrevista apócrifa que le hiciera sólo se limitó a seguir el guión ya trazado.

Farsante, usted no es ningún Quijote y no regresa para hacer el bien, no nos venga con eso de que tiene un compromiso con los pobres; el único compromiso que tiene es con usted mismo y con los hombres del poder, culpables de las constantes crisis de este país.

Farsante, es cierto, si usted fuera apóstol sólo sería el apóstol de los farsantes.

Farsante.

Atentamente,
Fabricio Rechy.

viernes, 7 de enero de 2011

MI CARTA A LOS REYES

Queridos Santos Reyes ó Reyes Magos:

Les extrañará que les escriba hoy 7 de enero, pero quiero aclarar ciertas cosas que me han ocurrido desde el dia 1° de este mes, en el que lleno de ilusiones, les hice mi cartita en la que les pedía un tren eléctrico, una bicicleta y un traje de pelotero.

Como nunca me destrocé el cerebro estudiando todo el año, tanto que no solo fui el mejor de mi clase, sino que obtuve las mejores calificaciones de la escuela donde estudio. No los voy a engañar, pero no hubo nadie en el barrio que se portara mejor que yo, con mis padres, con mis hermanos, con los vecinos. Hacía mandados sin cobrar, ayudaba a los ancianos a cruzar la calle, y no se presentaba nada que estuviera a mi alcance, que yo no hiciera por la humanidad.

¡¡¡Pero que huevos tan azules tienen ustedes!!!

Dejaron debajo de mi cama un pinche trompo, una corneta y un par de calcetines.

Pero quien carajos han llegado a pensar ustedes que soy??? Trio de malparidos!!!

O sea que me han agarrado de su pendejo todo el año, y todo para salirme con una cagada de éste tamaño. Y no conformes con eso, al hijo de la vecina que es un mierda sin cultura y que no se puede entrar a su casa por la cantidad de jugetes que tiene regados por todas partes, a ese cabrón SÍ le trajeron todo lo que pidió.

¿¿¿Pero cómo no va a estar de la chingada nuestro país con unos reyes tan falsos y culeros como ustedes???

Ah pero eso sí, no dejen de venir el año que viene porque voy a entrarle a pedradas a sus pinches animales para que se espanten y tengan que chingarse a pié como yo, ya que la bicicleta que les pedí era para ir a la escuela que está hasta casa de la mierda.

Ah! Y no quisiera despedirme de ustedes sin antes mentarles la madre, ojalá que los acusen de terroristas, los fusilen, les den la silla eléctrica, los sorprenda un bombardeo en Irak ó les apliquen la guillotina que por lo espectacular es justo lo que se merecen. Sobre todo el pinche negro del Baltasar, a quien va dirigida mi carta, bien decia mi madre: "Hijo, no te fíes de los negros porque siempre la cagan".

Pero les advierto que el año que viene van a saber ustedes lo que es un niño maldito y mal portado, tanto que firmaré mi carta como Fabricio el cabrón.

P.D. Ya pueden pasar por el trompo, la corneta y los calcetines para que se los metan por el culo.

Atentamente,

Fabricio El Cabrón
(el que se quería reformar).
CC. Santa Claus

domingo, 2 de enero de 2011

Francisco Sanchez Medina


Mi estimado Paco, me encuentro en la chamba intentando en vano reprimir las lagrimas por tu partida.

La última vez que conversamos fue en aquella triste ocasión, cuando partió el buen Beto Pumarejo.  Recuerdo que aquella vez platicamos largo y tendido, incluso nos contamos dos ó tres chistes tratando de sobrellevar la tristeza de aquella lúgubre ocasión.  Recuerdo que platicabamos, luego andábamos por ahí para luego volver a juntarnos y continuar la plática, tantas veces regresamos el uno al otro que días después mi novia me comentó que tanto buscabas mi compañía que se notaba a leguas que "me admirabas". Ja! No vale la pena decidir ahora si eso era en realidad lo que sucedía ó no, pero algo sí sé, si había admiración no era unilateral, era 100% mutua. 

Años antes en Turquesa convivimos en las cenas de aniversario y cotidianamente en el ir y venir de la chamba, tu como vendedor y yo como locutor.  Recuerdo tu molestia contra mí ya que considerabas injusto que yo vendiera siendo locutor.  También recuerdo mi sarcasmo al pedirte que dejáras de vender tanta publicidad de Corona y Liverpool en otros horarios y que vendieras algo con más calidad, algo como el Programa Sin Nombre. Ja!  Varias veces vendiste mi programa pero nunca era suficiente para mí. Gajes del oficio que afortunadamente nunca afectaron nuestra amistad y sín embargo SÍ sirvieron para acrecentarla.

El último día del 2010 te envié a tu celular un mensaje de año nuevo que no fue respondido, ahora sé porqué. Hoy tuve la enorme tristeza de visitarte en tu última morada, compañero. Gracias por tu inolvidable amistad y sonrisa, las recordaré por siempre!

A los familiares que llegáran a leer éste mensaje, reciban mi más sentido pésame. Nadie muere mientras haya quienes lo recordemos.

Descanse en paz el buen Francisco.
Con cariño y un inmenso dolor, Fabricio Rechy.