viernes, 11 de marzo de 2011

MI TSUNAMI

Después de vivir más de 25 años cerca del mar y sin tener, hasta el momento, alguna intención de irme de Cancún, he tenido, de vez en cuando, reflexiones acerca de cómo moriré.  Durante la mayor parte de mi infancia, estuve separado de mi familia. Eso indudablemente me hizo bastante independiente, y de paso me ahorró muchísimo dolor cuando varios de mis séres queridos partieron hacia una mejor vida, ó sea, se petatearon. Ja!

Cuando yo tenia 3 años, Alfonso, mi hermano mayor, sucumbió ante un cáncer en el estómago.  Yo estaba demasiado pequeño para saber que pasaba y además, la familia se encargó de distraerme por otro lado para evitarme el dolor. Ya habiendo iniciado mis estudios en Estados Unidos, muriéron primero mi abuelo Juan y casi un año después mi abuela Angelina.  Estando lejos y bajo un régimen militar estricto, poco tiempo tuve para sentir el verdadero dolor que me causó su partida.  Las levantadas a las 5 a.m., las constantes inspecciónes de cuarto, uniforme, armamento y demás, no dejaban ningún tiempo libre para sentir y llorar. 

Después de 6 años por allá, regresé al D.F. donde no recuerdo haber tenido algún deceso significativo para mí.  Años después, leí un anuncio en el periódico a través del cual buscaban gente para trabajar en Cancún.   Habiendo probado las mieles de la independencia y con un bajo nivel de apego a la familia (éso no quiere decir que no los amaba), sin pensarlo dos veces llamé al teléfono del anuncio y concerté una cita.  Lo demás es historia.

Llegué aquí un mes después del temblor del 85. Desde entonces he visto partir a varios amigos entrañables, compañeros de trabajo y conocidos, cuyos decesos debido a la cercanía, he sentido más profundamente que los de mi propia familia.

Tales decesos me han hecho pensar acerca de mi propia mortalidad y en la forma en que moriré.  Por supuesto que es imposible saber de que manera marcharé al otro mundo, pero algo me dice, y no es por los recientes acontecimientos, que será por un Tsunami aquí en el Caribe. 

No sé porque me inclino más a pensar que moriré en un evento natural que por un accidente ó enfermedad.  Es más, ya tengo en mi loca mente un mapa de la probable dirección desde donde llegará la ola que arrase con nuestro vilipendiado Cancún.  También imagino que cuando dicho evento llegue, estaré en mi casa y no en la chamba. No me pregunten porqué.  Me imagino la ola llegando por ambos lados de mi casa, barriendo con mi automovil y entrando a mi casa por las ventanas.  Al no poder alcanzar la puerta del patio trasero para salir, moriré en el intento.  Lo bueno es que mi cuerpo será facil de encontrar pues quedará dentro de mi propia casa.  Jaja! De los males, el mejor.

En éstas imágenes puedes ver más ó menos la situación geográfica de Cancún en relación al mar y conforme se agranda el detalle puedes ver por donde, pienso yo,  que nos llegará la ola. 



A ésta siguiente imágen dale click para agrandarla y apreciar las calles y por donde nos llegará el baño



  • Y a ti, ¿Dónde te agarrará el Tsunami?
Jaja!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con todo respeto, es Usted un mamón. Saludos!

Lil' Ilhan dijo...

Lo bueno es que a pesar de vivir en Cancun no me queda taan cerca la costa, buen debraye, dramático, interesante, epico, jhajha saludos.